Siguiendo con lo que hablábamos en la entrada anterior sobre los chakras, es fácil comprender porque el chakra del corazón
es la clave del sistema energético para nuestra conexión con los otros
niveles espirituales. Simplemente porque es el encargado de vibrar y
procesar el mismo tipo de energía de la cual todo está hecho: el amor.
He resaltado en varias ocasiones que cuando hablamos del amor
no me refiero solo a un concepto romántico, de cuanto nos queremos los
unos a los otros. En todo caso este concepto es la representación
terrenal de algo mucho más importante. El amor es una frecuencia, una
energía, que todos sentimos cuando amamos, cuando queremos a alguien de
verdad y que es la fundacion del universo.
¿De que esta hecho el universo? ¿De
éter? ¿De materia negra? ¿De espacio vacío? Todo lo que existe tiene su
fuente en la energía estable y no latente de lo que nosotros conocemos
como la energía del amor. Se puede “medir” en cierta forma porque tiene
las cualidades que tiene todo tipo
de energía, aunque no sepamos como hacerlo, y es de esta energía que
esta formado todo lo que existe: el universo, galaxias, planetas,
personas, plantas, animales, etc.
Todos tenemos la frecuencia del amor
como componente básico de los núcleos energéticos que combinados,
vibrando a una u otra frecuencia, estando en un estado mas o menos
sólido, forman todo lo que podemos conocer y observar, y también lo que
no. Es por ello que si queremos dar un paso mas allá e ir aun mas profundamente al interior de nuestro ser, debemos empezar a trabajar en el chakra del corazón.
El mayor campo energético
Físicamente el chakra del corazón esta
ubicado muy cerca de este órgano: el corazón, que además, como parte
indispensable del cuerpo humano y como elemento energético que es,
también genera su propio campo electromagnético, el mayor y mas amplio
de todos los que generan el resto de órganos. Según un estudio del Instituto HeartMath
, el corazón emite una especie de campo de mas de un metro de diámetro
en forma toroidal como el que podéis ver en la figura siguiente.
Este campo electromagnético permite la conexión de nuestro corazón, con su chakra correspondiente, con realidades superiores en el interior del mismo que nos abre el camino a la exploración del universo. Es como un pasadizo en el cual podemos ir abriendo puertas, para ir cada vez mas adentro, o mas afuera, porque en realidad lo que estamos haciendo cuando entramos a explorarnos a través del chakra del corazón, es expandir nuestra conciencia y abarcar cada vez más, espacios más bastos del ser.
Es un viaje alucinante y lleno de sorpresas, porque uno descubre que se puede llegar “allá afuera” yendo por “aquí adentro”. Sin palabras :-).
EL LENGUAJE DEL CORAZON
Al tercer chakra le corresponde un complejo ámbito de
funciones. Está asignado al elemento fuego; el fuego significa luz, calor,
energía y actividad; y en el plano espiritual, también purificación.
El chakra del plexo solar representa nuestro Sol, nuestro
centro de energías. Aquí absorbemos la energía del Sol, que entre otras
funciones tiene la de alimentar nuestro cuerpo etérico, nutriendo también de
vitalidad al cuerpo físico y sosteniéndolo. En el tercer chakra entramos en una
relación activa con las cosas del mundo y con las demás personas. Es la zona
desde la que fluye hacia fuera nuestra energía emocional. Nuestras relaciones
interpersonales, simpatías y antipatías, y la capacidad de establecer vínculos
emocionales duraderos, son ampliamente gobernados desde este centro.
Para el hombre ordinario el chakra tercero es el asiento de
la personalidad. Es el lugar en el que encuentra su identificación social y
trata de confirmarse a sí mismo mediante la fuerza personal, la voluntad de
rendimiento y la aspiración de poder, o mediante la adaptación a las normas
sociales.
Una importante función del tercer chakra consiste en
purificar los instintos y deseos de los chakras inferiores, en dirigir y
utilizar conscientemente su energía creativa, así como en manifestar en el
mundo material la plenitud espiritual de los chakras superiores, y alcanzar en
todos los planos un grado de consumación máximo en la vida.
Se encuentra en unión directa con el cuerpo astral, también
denominado cuerpo del deseo o de la ambición, y que es el portador de nuestras
emociones. Los impulsos vitales, los deseos y sentimientos de los chakras
inferiores se descifran aquí, «se digieren», transformándose en una energía
superior antes de ser utilizados conjuntamente con las energías de los chakras
superiores para la configuración consciente de nuestra vida.
Podemos encontrar un principio correspondiente en el plano
físico en la zona del hígado. En conjunción con el sistema digestivo, el hígado
tiene la función de analizar el alimento ingerido, separar lo inútil de lo
provechoso, y transformar lo útil en sustancias aprovechables, transportándolas
a los lugares adecuados del cuerpo.
La afirmación y la integración consciente de los
sentimientos y deseos y de nuestras experiencias vitales conduce a la
distensión y apertura del tercer chakra, con lo cual la luz crece continuamente
en nosotros y nuestra vida y nuestro mundo se iluminan cada vez más.
Nuestro estado de ánimo general depende muy intensamente de
cuánta luz dejemos entrar en nosotros. Nos sentimos iluminados, alegres y
satisfechos interiormente cuando el tercer chakra está abierto; por el
contrario, nuestro estado de ánimo es desequilibrado y sombrío cuando está
bloqueado o trastornado. Esta sensación la proyectamos continuamente hacia el
mundo exterior, de forma que toda la vida nos puede parecer iluminada u oscura.
La cantidad de luz dentro de nosotros determina la claridad de nuestra visión y
la cualidad de aquello que contemplamos.
Con el chakra del plexo solar también percibimos
directamente las vibraciones de otras personas, y entonces reaccionamos
consecuentemente a la cualidad de dichas vibraciones. Cuando nos enfrentamos a
vibraciones negativas, aquí experimentamos a menudo un peligro inminente. Lo
reconocemos porque el tercer chakra se contrae involuntariamente, como un
mecanismo de protección provisional. Sin embargo, se convierte en superfluo
cuando la luz dentro de nosotros es tan grande que irradia intensamente hacia
fuera y rodea nuestro cuerpo como con una envoltura protectora.
Cuando el tercer chakra está abierto y funciona armónicamente
se transmite un sentimiento de paz, de armonía interna contigo mismo, con la
vida y tu posición ante ella. Puedes aceptarte con todo tu ser y estás en
condiciones de respetar igualmente los sentimientos y peculiaridades de otras
personas.
Posees la capacidad natural de aceptar sentimientos, deseos
y experiencias vitales, de reconocer su función para tu evolución, de verlas
«bajo la luz correcta» y de integrarlas en tu personalidad de tal forma que te
conducen a la totalidad.
Tu actuar entra espontáneamente en consonancia con las leyes
naturales que son eficaces en todo el universo y en el propio hombre. Como
fomenta la evolución, contribuye a abrir para ti y tus congéneres la riqueza y
plenitud, tanto interiores como exteriores. Estás lleno de luz y lleno de
fuerza. La claridad que hay en ti rodea también a tu cuerpo: así te protege de
las vibraciones negativas e irradia en todo el entorno tuyo.
En combinación con un chakra frontal y corona abiertos,
detectas que todo lo visible está compuesto por diferentes vibraciones de la
luz. Tus deseos se cumplen espontáneamente, puesto que estás tan estrechamente
unido con la fuerza luminosa de todas las cosas que atraes como un imán lo
deseado.
Así realizas en tu vida el conocimiento de que la plenitud
es tu derecho adquirido en el nacimiento y tu herencia divina.
Cuando el tercer chakra funciona de manera inarmónica, tiene
un marcado acento unilateral y una disfunción, te gustaría influir en todo
según tu sentido, controlar tanto tu mundo interior como tu mundo exterior,
ejercer poder y conquistar. Pero te encuentras impulsado por una intranquilidad
e insatisfacción interiores. Probablemente en tu infancia y juventud hayas
experimentado poco reconocimiento. No has poseído ningún verdadero sentido de
autoestima, y ahora buscas en la vida exterior esa confirmación y satisfacción
que siempre te han faltado interiormente. Para ello desarrollas un enorme
impulso de actividad, con el que tratas de cubrir el corrosivo sentimiento de
insuficiencia. Te falta serenidad interior, y te resulta difícil liberarte y
distenderte.
Dado que te crees predominantemente destinado a conseguir
reconocimiento y riqueza externa, posiblemente tendrás éxito.
La postura de que todo es factible conduce a que se
controlen y repriman los sentimientos «viciosos» e indeseados.
Consecuentemente, tus emociones se estancarán. Sin embargo, de tiempo en tiempo
romperán ese muro movidas por el rechazo y el control y te inundarán sin que
estés en condiciones de dirigirlas adecuadamente. Además, te exasperas
fácilmente, y en tu excitabilidad se manifiesta una gran cantidad de ese enojo
que te has ido tragando a lo largo del tiempo sin procesarlo.
Cuando existe un funcionamiento deficiente del tercer chakra
te sientes con frecuencia derrotado y sin ánimo. Ves por todas partes
obstáculos que se oponen al cumplimiento de tus deseos.
El libre desarrollo de tu personalidad probablemente estuvo
fuertemente obstaculizado desde niño. Por miedo a perder el reconocimiento de
tus padres o educadores, has retraído casi completamente la manifestación de
tus sentimientos y te has tragado muchas cosas que no eras capaz de digerir.
Así se han formado «escorias emocionales» que mitigan la energía fogosa del
chakra del plexo solar y quitan la fuerza y espontaneidad a tus deseos y
acciones.
Incluso hoy tratas de ganar reconocimiento mediante la
adaptación, lo que conduce a un rechazo y a una integración deficiente de los
deseos y emociones vitales. En situaciones difíciles te invade una lánguida
sensación en el estómago o te pones tan nervioso que tus acciones son volubles
y descoordinadas. Las experiencias nuevas te producen angustia, y no te crees
realmente a la altura de lo que se entiende por una lucha vital.
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